A lo largo de la Historia fue necesario contar el tiempo, y las diversas comunidades utilizaron calendarios para ordenarse. El calendario que rige actualmente en el mundo occidental es el Gregoriano, instituido por el Papa Gregorio XIII en 1582, y establece que el comienzo del año es el 1ro de enero; sin embargo para otras culturas el año nuevo comienza en otras fechas.
Al calendario Gregoriano también se lo conoce como calendario Cristiano, porque se empieza contar las fechas desde el nacimiento de Cristo, propuesto como año 0. Los sucesos que se dieron después son contados de manera ascendente, mientras que los hechos anteriores son contabilizados de forma descendente: año 5 a. C., 40 a. C., 300 a.C., y así.
Muchas culturas utilizan otros calendarios, principalmente para sus fiestas religiosas, que tienen como punto de partida otra fecha distinta al cristiano, y que tienen que ver con sucesos de relevancia para esa comunidad; por ejemplo:
- El Calendario Judío, comienza a contabilizarse a partir del año 3760 antes de Cristo, fecha en la que consideran que se dio la creación del mundo. Para esta comunidad el año nuevo se da en el mes de septiembre.
- El Calendario Musulmán, tiene su punto de partida en el año 622 d. C., cuando Mahoma se fue desde la ciudad de La Meca a la cuidad de Medina. Este grupo celebra el año nuevo en el mes de agosto, aunque puede variar.
En muchos lugares, y después de grandes revoluciones, los nuevos gobiernos instauraron calendarios diferentes al utilizado en el periodo anterior. El propósito era brindar nuevas organizaciones del tiempo, y principalmente cambiar las fechas festivas para priorizar sucesos significativos de la etapa revolucionaria. Algunos ejemplos son:
- El Calendario republicano francés: tuvo una vigencia de 12 años, fue establecido después de la Revolución en 1789. Su inicio formal fue el 22 de septiembre de 1792, coincidiendo con la proclamación de la República.
- El Calendario soviético: utilizado entre 1929 y 1940, su principal objetivo era reorganizar el descanso de los proletarios, ya que consideraban que era perjudicial para la economía que todos descasaran el mismo día.
Ambos calendarios fueron utilizados relativamente durante poco tiempo, siendo sustituidos finalmente por el gregoriano, el que todos conocemos en esta parte del mundo.
¿Qué pasaría si se cambiara el calendario, como ha pasado en otros momentos de la historia? Sería un verdadero problema ¿no? Cuéntanos tu opinión en los comentarios.
Profesora de Historia con Orientación en Ciencias Sociales – UNaM